LA SALUD COMO TRABAJO
· Observando
estos dos términos que me sirven para titular esta nota, lo que suele sorprender
es la presencia de la conjunción “o”. Lo cierto es que en el imaginario la vida
saludable conduce a una vida prolongada. Y por tanto los buenos hábitos de vida
en la alimentación, el ejercicio físico y mental, el contacto con la
naturaleza, la evitación de los tóxicos, la ausencia de pensamientos y emociones perturbadores, deberían
conducirnos a una vida deseosamente larga.
Cierto. ¿Cierto?
· El
contacto diario con la enfermedad, el sufrimiento, la vida y la muerte, me
llevan a pensar las cosas de otro modo. La vida saludable es en todo caso una
elección, una tarea, un trabajo. Y como tal un esfuerzo que podemos emprender a
lo largo de nuestra existencia pensada. Tanto más esforzada cuanto más tiempo
llevemos en el esfuerzo.
La vida saludable nos proporciona bienestar. ¿O no? El ser
vivo tiende a persistir en el ser, en vivir, en continuar la vida. Esa
persistencia no se extingue. Este tema lo encontramos en el pensamiento de los
grandes, Spinoza, Unamuno y muchos, muchos más.
· ¿Lo
constatamos en la vida diaria? Los que no se plantean los temas sobre la
persistencia del ser, el conatus, ¿cómo lo viven? Finalmente, todo se reduce a
algo elemental: todos queremos vivir mucho, sin más. Y la medicina nos lo
ofrece, nos lo promete con los fármacos, las vacunas, rastreos epidemiológicos,
pruebas diagnósticas masivas, proponiendo hábitos saludables. Pero… ¿Todas
estas medidas son realmente saludables?
No hay comentarios:
Publicar un comentario