En algunas escuelas de orientación budista se enseña que
hay situaciones en las que la conciencia vigilante se desconecta: el sueño, el
orgasmo, el estornudo, el hipo. También ocurre con el samadhi durante la
meditación, que es el estado de absorción de la conciencia perfectamente
concentrada.
En la meditación zen se afirma que cuando el meditador busca
no pensar en algo determinado, entonces suele ocurrir que piensa más aún en ello.
Es relativamente fácil de comprobar esto con uno mismo. Y por eso para meditar hay
poner la atención en un objeto en forma concentrada, que puede ser en las sensaciones
corporales, en la respiración, en la posición del cuerpo.
Por otra parte, durante la hipnosis, se constata que la
sugestión, la escena sugerida, se consigue cuando el operador da las directivas
indirectamente. Cuando se
ordena en forma directa, la imagen no surge. El
sujeto “piensa” y no surge.
Algo parecido ocurre cuando un insomne intenta dormir
pensando en que debe dormir. Es entonces cuando no lo consigue.
La sugestión indirecta es la motivación exitosa, de esto
saben los publicistas.
Cuando se trata con hipnosis el dolor crónico se
contraponen la sensación cenestésica, el dolor mismo, con la imagen sugerida
que es el instrumento para liberarlo del dolor.
El hipnotizador no debe ser autoritario, pero debe ejercer
cierta autoridad y que el sujeto se la reconozca.
¿Se trata de estados alterados de consciencia? Creo que no exactamente.
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