Una reflexión para el sábado por la tarde
Una amiga mía, relevante doctora en Ciencias Físicas, se quejaba amargamente de que había tardado mucho en encontrar un electricista que le resolviera un problema en la instalación de su casa. Claro que finalmente dio con el profesional adecuado y quedó todo solucionado.
Efectivamente hay electricistas instaladores y otros electricistas para las averías pequeñas y todas las profesiones tienen grados de especialización y de experiencia.
Por otra parte, mi amiga que tenía una lesión en el hombro, acudió a una masajista la cual además de aplicarle su tratamiento le aconsejó que tomase un medicamento homeopático indicado en las tendinitis calcificantes. Y me preguntaba acerca de mi opinión sobre ese “tratamiento”.
A mí se me ocurrió comparar esto con el episodio del electricista.
Yo le pregunté a la experta en Física si ella discutiría acerca de Mecánica con el operario del taller al que lleva su coche a reparar; o si con el electricista que reparó su avería conversaron sobre Electricidad como rama de la Física.
-¡Claro que no! ¡¿cómo se te ocurre?!
-Pues bien, tú quieres que yo cruce opiniones con tu masajista.
Esto es lo que ocurre actualmente con la Homeopatía. Muchos profesionales recomiendan supuestos tratamientos homeopáticos: masajistas, fisioterapeutas, esteticistas, osteópatas, quiroprácticos y otros trabajadores de salud y experimentadores del malestar de la gente.
A esto llevó la divulgación-vulgarización del uso de los productos homeopáticos, condujo a que el público confundiera la toma del producto con un tratamiento. Y esto en una práctica como la Homeopatía, en la cual el método es por lo menos tan importante como el remedio.
Responsables son las autoridades que permitieron que cualquiera pudiera prescribir pero también quienes han difundido-vulgarizado un conocimiento al que accede todo el mundo porque es supuestamente fácil y de esta guisa casi todos se animan a recetar.
Responsables de esto sin duda son los laboratorios que buscaban prescriptores. Pues ya los tienen.
Y ahora nos quejamos de los escépticos, que se apoyan en este esperpéntico panorama para atacar con iniquidad. Todos somos perjudicados. Pero a los laboratorios les ha explotado el invento en la cara. Y reconozco que no todos los laboratorios son iguales. Claro que no.
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