miércoles, 27 de marzo de 2019
martes, 12 de marzo de 2019
LA HOMEOPATÍA Y LA MUJER. SÍNDROME DE SENSIBILIDAD CENTRAL
SÍNDROME DE SENSIBILIDAD CENTRAL
Se
trata de una nueva denominación para antiguos síntomas que trataron
los homeópatas de varias generaciones y que desestimó la medicina académica
durante siglos. Eran
enfermas que “no tenían nada” pero se quejaban. Y se siguen
quejando. La
Homeopatía se ha nutrido durante decenios de los síntomas que le
aportaron estos pacientes, especialmente estas pacientes.
¿Qué
conexión hay entre sensibilidad central por un lado e
hipersensibilidad por otro? ¿Se
trata simplemente de una diferencia de intensidad o hay cambios
cualitativos? No está claro por el momento.
Hace 40 ó 50 años se constataba que muchos de los pacientes que
visitaban al médico de cabecera quedaban sin diagnóstico y no se
curaban con fármacos; se trataba
muchas veces
de lo que hoy llamamos Síndrome de sensibilidad central. Hoy el
porcentaje es menor porque las consultas son mayoritariamente
visitadas por ancianos en
los que
el problema no radica en la sensibilidad,
en ellos
prevalece la organicidad.
La
psiquiatra Andrea Márquez López Mato ha realizado una valiosa
puesta al día del tema como paso previo a una serie de trabajos de
investigación clínica y experimental. Conviene echar un vistazo a
algunas de sus afirmaciones.
Dice
esta
autora:
El
Síndrome de sensibilidad central "se
asienta en los conocimientos científicos en el área del dolor, la
regulación del eje inmuno neuro-endocrino, la neuro plasticidad
cerebral y los mecanismos adaptativos ante estresores ambientales,
que constituyen la base fisiopatológica de síndromes como el
fibromiálgico, síndrome de fatiga crónica, de sensibilidad química
múltiple, de disfunción de articulación témporo mandibular, colon
irritable, cistitis intersticial, cefaleas tensionales, migraña,
dismenorrea o síndrome de piernas inquietas".
"El
dolor sin lesión de la articulación témporo-mandibular, entre
otros dentro del síndrome disfuncional, ya que estas enfermedades
presentaban características clínicas comunes y respuesta
terapéutica a agentes serotoninérgicos o noradrenérgicos (lo que
conocemos por antidepresivos), proponiendo como hipótesis la
existencia de una disfunción neuroendocrina-inmune (alteraciones de
neurotransmisores y hormonas) que establecía un nexo entre todas
ellas. Hoy se incluye en este mismo grupo al síndrome de
sensibilidad química múltiple.
En
1999, Wessely y cols. incluirían a estas patologías en el término
genérico de síndromes somáticos funcionales (SSF), insistiendo en
la fuerte asociación que presentan los síntomas somáticos y su
despertar por el distrés emocional, presentando todas ellas una
serie de elementos comunes. En la actualidad se considera más
oportuno el término síndrome de sensibilidad central (SSC)”.
“Todas
estas patologías comparten la prevalencia femenina, el dolor, el
cansancio, los problemas de sueño, la hiperalgesia generalizada y la
ausencia de signos de lesión periférica clara. Como sostienen
varios autores, entre ellos Meeus, existe una sensibilización
central, lo que implica cambios a nivel molecular, químico y
funcional en el SNC provocando una amplificación y generalización
de dolor y una intensificación de otras sensaciones. Esto se halla
en consonancia con la teoría de la neuromatriz de Melzcack, con sus
sabias palabras de que "no necesitamos un cuerpo para sentir el
cuerpo", explica el dolor del miembro fantasma y el dolor de
muñón. También es avalado por los estudios de RMN cerebral
funcional donde se corrobora percepción dolorosa más amplia y más
difusa y con disminución del umbral para la respuesta.
Es
decir que la sensibilización central se puede definir como la
"hiperemocionabilidad" de las neuronas del SNC en respuesta
a los noci-estímulos periféricos, de manera que hay una respuesta
exagerada a un estímulo doloroso normal (hiperalgesia), duración
superior de la respuesta a un estímulo corto (dolor persistente), y
una respuesta de dolor después de un estímulo normalmente
no-nociceptivo, como tocar o frotar (alodinia)”.
Todo esto fue calificado de modos muy diversos durante el siglo XX a lo que hemos aludido en otras entradas del blog (ver La Homeopatía como medicina psicosomática); en las décadas recientes se lo incluye dentro de los trastornos somatomorfos.
Los
cuadros clínicos más destacados
son Fibromialgia y Síndrome de fatiga crónica, Intestino irritable. A las que habría
que agregar la más recientemente descrita Sensibilidad química
múltiple. Otras
son:
Piernas
inquietas
No
tolera ruido que hacen otros al comer
Dolor
témporo mandibular sin lesión
Prurito
anal y vulvar
Proctalgia
fugaz
Dolor
miofascial
Hiperalgesia
Insomnio
Trocanteritis,
bursitis
Acúfeno
sin etiología aparente
Boca
urente
Ante
la ausencia de marcadores válidos para identificar estas entidades
nosográficamente se han buscado y se proponen algunos que no siempre
se encuentran en estos pacientes.
Marcadores
y mecanismos propuestos:
MK-801
es una dibenzocicloheptenimina con antagonismo no-competitivo del
receptor NMDA (N-metil-D-aspartato).
Marcadores
de inflamación.
Cortisol
en
sangre.
LA HOMEOPATÍA Y LA MUJER
El
médico homeópata con su interés por lo singular fue quien en
primer término escuchó estos relatos sin mirar hacia otro sitio y
sin atribuirlos a la imaginación o a la simple simulación. Él
solamente recogía los síntomas, los que le relataba la enferma y
los que él mismo detectaba. Estas pacientes contribuyeron al
desarrollo de la Homeopatía enormemente.
La
mujer ha sido y es determinante en cualquier enfoque médico psíquico
antropológico en el que se implique la individualidad (noción de
singularidad en Homeopatía, noción de sujeto en Psicoanálisis)
sencillamente porque la mujer muestra una sensibilidad más fina, es
capaz de observarse con arrojo, porque tiene más síntomas y tiene
menos
reticencias
en comunicarlos. A
estas mujeres nadie les creía hasta hace poco; se decía que
simulaban, exageraban el padecimiento o eran histéricas. La histeria por cierto, ya la describían los médicos hipocráticos y siempre se la asoció tanto a la condición femenina que en algunos ámbitos se hablaba indistintamente de histeria y femineidad. Por
lo demás el punto
de vista
androcéntrico tiene por lo menos 6.000 años de antigüedad en
Occidente y
así cualquier desviación de lo androcéntrico se presentó
como una rareza.
Muchos de los que hoy niegan valor a la Homeopatía son los mismos que no aceptan científicamente el padecimiento de estas enfermas. Abrir los ojos para ver...