EL ENCAJE DE LA ACUPUNTURA EN LA PRÁCTICA MÉDICA
1.-
A propósito de un artículo publicado en Madrid
Médico/junio/nº
109 titulado
“Sobre el tratamiento de la neuralgia del trigémino con acupuntura
y moxibustión” y firmado por el Dr. JPG, quiero hacer algunos
comentarios que pudieran aclarar la cuestión y completarán la
información al lector.
El
artículo centra sus críticas en otro publicado en la misma revista
y firmado por los doctores VMG y LS, y resumía un ensayo clínico
que mostraba la utilidad de la acupuntura en una
serie de casos de
neuralgia de V par y comentaba los resultados de otros autores.
2.-
No es mi intención entrar en la controversia acerca de las
publicaciones y los ensayos más serios y fiables disponibles, ni el
rigor de las comunicaciones.
Estos
temas que atañen a la metodología científica suelen ser de alta
complejidad y farragosos para el lector de temas médicos generales.
Más
allá del dictamen concreto que pudiera emitirse acerca de la
eficacia de la acupuntura en esta u otra patología concreta,
interesa analizar en general si esta técnica terapéutica tiene
razón de ser en el ámbito médico moderno y si tiene encaje en la
enseñanza de postgrado.
3.-
Es sabido que la acupuntura sita en el contexto de la vasta medicina
tradicional china emana de una práctica empírica seguramente
milenaria y sedimentada y apoyada por un cuerpo de doctrina no
técnico y no científico que incluyen entre otros los conceptos de
energía, los
canales, la
dialéctica inn-yang,
la ley de 5 elementos,
etc, que están emparentados con el taoísmo y con el budismo chinos.
Todo este conocimiento forma parte del patrimonio cultural de la
humanidad y en nuestros días no sirve para justificar la acción
terapéutica de la acupuntura, pero tiene interés histórico y
antropológico, representa un claro exponente de una cultura, de una
forma de pensar la enfermedad y sobretodo la salud de forma sintética
y que evolucionó, no lo olvidemos desde por lo menos 1000 años
antes de nuestra era hasta el siglo XIX.
4.-
Con este recuerdo del marco histórico cultural en el que emergió y
evolucionó la acupuntura no pretendo en modo alguno reforzar su
validación. No obstante conviene no olvidarse, cuando se habla de
conocimiento, de tener
en cuenta las
circunstancias de su producción. La medicina basada en la evidencia,
a la que parece hacer referencia el Dr. PG
cuando alude a la Ciencia
Médica a menudo es
esgrimida como si el hecho experimental, principal fuente de
conocimiento fiable, no tuviese también circunstancias históricas,
sociales, culturales en suma que lo influyen, condicionan y hasta
modifican.
Ya
sé que esto parece que fuera irrelevante para determinar la
verdadera fiabilidad científica de un procedimiento y que lo
importante es el hecho aislado sin artificios y sin sesgos. Pero hay
que recordar que este aislamiento del hecho nunca se produce. La
intención a priori
del científico siempre conduce el experimento e influye en la línea
del desarrollo experimental. Esto ocurre aunque no se lo proponga el
investigador. Y no digamos los condicionantes sociales y económicos
así como el paradigma intelectual imperante en cada momento
histórico.
Por
esto en la práctica médica puede optarse por líneas más flexibles
a la hora de conceder validaciones, enmarcado dentro de la actitud
llamada pragmatismo
clínico
frente
a las posiciones ya clásicas del positivismo duro.
Como
ya sabemos, la grandeza del conocimiento científico radica en la
posibilidad de ser refutado y no en su supuesta infalibilidad.
Ello
produce la aparente paradoja de que lo se afirma por verificación
válida hoy, se niega dentro de 10 años. Los anti hipertensivos que
se usaban en los años 60 fueron todos reemplazados. Pero no
solamente porque los actuales son más útiles sino que se ha
demostrado que casi todos eran simples placebos. Hay muchos otros
ejemplos.
5.-
Frente a esto y volviendo a nuestro tema, la acupuntura expresada
como Acupuntura
Contemporánea
despojada de los aspectos doctrinales y de sus conexiones con otras
terapias tradicionales reivindica un lugar dentro de la terapéutica
en el momento actual.
Para ello no se necesita argumentar
su gran aceptación en las sociedades occidentales ni siquiera su ya
clásica recomendación por la Organización Mundial de la Salud, ni
tampoco su incorporación a la enseñanza universitaria en centros
encumbrados y poco sospechosos. No es necesario todo esto a pesar de
ser importante. La ruta debe ser demostrar sus logros con su propia
metodología que no puede ser la misma que la que se lleva a cabo con un
fármaco, por buscar un ejemplo comparativo.
6.-
Bases para una metodología propia.
Según
las comunicaciones de médicos occidentales que practicaron la
acupuntura desde mediados del siglo XIX hasta ahora, según la
experiencia de los que la utilizamos a diario y también por los
datos antiguos de los acupuntores antiguos chinos, japoneses,
vietnamitas, etc., el elemento fundamental en torno al cual gira el
tratamiento no son ni la energía, ni los canales, ni las
interpretaciones más o menos extrañas sino el
punto de
acupuntura,
verdadero
protagonista de esta práctica.
El
punto es detectable como una caída de la resistencia eléctrica de
la piel en un área pequeña de 1 a 2 mm en torno a la descripción
anatómica que nos orienta para detectarlo.
Cada
punto tiene no una sino varias, en algunos casos muchas, indicaciones
terapéuticas. Asimismo cada síndrome, cada síntoma, cada situación
con la que se enfrenta el médico debe abordarse con la puntura de varios puntos.
La complejidad aumenta si notamos que cada caso puede hacerse desde
varios enfoques diagnósticos y terapéuticos.
De todo esto se desprende que sería
equivocado pensar que estimulando un punto se produce una acción de
manera unidireccional.
Tampoco puede considerarse que la
estimulación de un punto produzca una acción principal o
terapéutica y otras acciones colaterales no deseadas como ocurre con
los fármacos.
Consecuentemente se hace difícil
estudiar las acciones de un punto aisladamente, tanto sobre el
individuo sano como sobre el que padece una dolencia.
Tampoco sería válido afirmar que
en acupuntura hubiera un tratamiento único para cada síndrome o
enfermedad, como la neuralgia del V par.
Estos aportes deben tenerse en
cuenta para construir un método de investigación y de producción
de conocimiento fiable en acupuntura, para definir un posible placebo
al que oponer una terapéutica dada, etc.
Finalmente, la acupuntura
considerada desde las explicaciones tradicionales o desde el
conocimiento actual debe considerarse como una terapéutica
reaccional,
en cierto sentido una reflexoterapia.
Las respuestas al tratamiento
difícilmente sean parciales y localizadas. Así podríamos decir que
la estimulación de un punto o de un conjunto de puntos ha funcionado
como anti tusígeno y lo podíamos comparar con fármacos anti
tusígenos, con placebos o con punturas fuera de puntos de
acupuntura.
Pero la respuesta global del
tratamiento de acupuntura no es mensurable en su totalidad. Casi
siempre sólo podemos medir la desaparición de síntomas, la mejoría
del estado general, objetivar la reducción de la inflamación, etc.
7.-
Inclusión de la Acupuntura en la Formación Médica Continuada.
Finalmente
el artículo que comentamos parece aconsejar que la enseñanza de la
acupuntura sea excluida de la Formación Médica Continuada porque
”los fundamentos científicos son harto dudosos”, la etiología y
la fisiopatología tradicional chinas no pueden equipararse al
conocimiento de la medicina occidental y que una de las dos debe
necesariamente estar equivocada.
Pues
bien, el docente de acupuntura
contemporánea se
apoya inicialmente en esos conceptos tradicionales, más o menos
oscuros pero no ignora que se trata de un conocimiento indemostrable
desde el punto de vista de la evidencia metodológica científica. Su
actitud es la de exponerla pero no asumirla inequívocamente.
¿Y
por qué entonces la desarrolla hasta sus menores detalles? ¿por qué
les da tanta importancia a unas descripciones que nada recuerdan al
conocimiento que se tiene por válido en los cursos de Medicina de
las universidades?.
Como
se desprende del apartado anterior los tratamientos con acupuntura
se han mostrado beneficiosos algunas veces en forma sintomática
otras en forma paliativa, y en muchos casos como seguimiento de
afecciones crónicas y también como intervención en las agudas,
consiguiendo que los enfermos reduzcan el consumo de fármacos. La
terapéutica con acupuntura no puede decirse que sea etiológica o
por lo menos nadie puede sostenerlo hoy día. Eso significaría
aceptar la existencia de la energía, cuya alteración provocaría la
enfermedad y cuya corrección supondría la curación. Conviene
recordar aquí que en la Farmacología no abundan los tratamientos
propiamente etiológicos. No siendo los antibióticos y similares,
algunos quimioterápicos, se hace difícil encontrar drogas que vayan
a la causa “última” de la enfermedad. Y ello sin entrar a
discutir acerca de la existencia de una causa última en una
enfermedad cualquiera. Casi todas son multifactoriales.
La
enseñanza de la acupuntura necesita apoyarse en una estructura
conceptual y la única que existe ahora mismo es la tradicional y
sobre ella se apoyan los datos que se imparten y que se aprenden.
Cuando menos esa estructura sirve a modo de regla de mnemotecnia. En
todo caso ese conjunto de ideas más o menos estrafalarias y que
algunos médicos tanto rechazan, será reemplazado en su momento por
otras que respondan a un discurso científico actual y que dé cuenta
de estos hechos de modo aceptable y cuando menos tranquilizador para
jueces escrupulosos. También los conceptos y el vocabulario
científico van cambiando y las explicaciones se van refutando, desde
Galeno hasta nuestros días.
En
todo caso el trabajo del médico acupuntor se basa en un diagnóstico
a la occidental;
pero la táctica terapéutica a seguir conviene que emane de ese
diagnóstico y también del diagnóstico
tradicional chino,
que dicho sea de paso es complejo, engorroso y difícil. Es mejor no
prescindir de él para que la terapéutica sea completa y tenga en
cuenta no solamente la patología del enfermo sino también otros
aspectos colaterales, constitucionales, emocionales, estacionales,
ambientales, etc.
8.- Entiendo que
la práctica de la medicina está basada en las grandes ciencias
médicas fundamentales; son imprescindibles esos conocimientos pero
también son necesarios otros empíricos, útiles aunque no
completamente explicados. Esto es innegable aunque a veces se
pretenda ocultar que se utilizan con éxito. Posteriormente, con el
tiempo suelen aclararse y justificarse.
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Ricardo Ancarola Cersosimo
-
Colegiado nº 282823697
-
Registro médicos acupuntores Nº 0242003
-
Médico farmacólogo
-
E-mail ricardoancarola@gmail.com
Carta dirigida a Madrid Médico, revista del Colegio de Médicos de Madrid. El año 2009.
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