LA MEDICINA ENTRE LA PHYSIS Y LA CULTURA
Leo un texto breve del filósofo y
profesor de Filosofía, Luis Roca Jusmet:
“Estamos en la época del dominio de la ciencia
y de la técnica. El saber se establece con criterios científicos. La técnica es
la aplicación de estos saberes para operar en el entorno o sobre nosotros
mismos para obtener un resultado. La medicina no es una ciencia, es una
técnica. El resultado que se busca es la salud, que es un ideal normativo que
hemos de definir. Tanto la psiquiatría como la psicología son técnicas que se
basan en un ideal normativo mucho más problemático, que es el de la salud
mental. La farmacología y la terapia cognitivo conductista son técnicas al
servicio de este ideal normativo, que se reduce a la adaptabilidad. No
ocultemos bajo el término científico algo que es muy ideológico.”
Mucho recorrido tiene este planteamiento suyo. Muy diferente
es hablar de salud que hablar de salud mental. Durante los meses de pandemia se
ha producido la acumulación desordenada de conocimiento médico, tanto que a los
médicos nos cuesta asimilar. Tanto que se va viendo un nuevo lugar para el
médico-humano, por contraposición al médico informático. Y ese lugar estaría
más cerca de la hermenéutica que de la ciencia. Las claves para esa
hermenéutica parece que serán decisivas en los próximos años.
Un antiguo problema se actualiza, el que trata de dilucidar
si la medicina debe transitar la ruta predominante de la naturaleza o la ruta
de la cultura.
Hace unos meses he asistido a la presentación del libro
Filosofía de la Medicina de Cristian Saborido, profesor universitario de Lógica. En él
se actualiza uno de los temas recurrentes en la visión crítica de la medicina cual
es la tensión entre los dos polos: la naturaleza, sobre la que opera la
medicina en modo de ciencia natural y los aspectos éticos, sociales,
antropológicos del ser humano sobre los que no puede operar la medicina del
mismo modo. Es más, se diría que no puede operar.
El ideal normativo al que alude Roca Jusmet es
problemático. En el libro de Saborido se habla de salud y enfermedad como
estados deseables e indeseables y no como normalidad y patología. Esto ya lo
había señalado Canguilhem en Lo normal y lo patológico, de 1966.
El psicoanálisis advirtió sobre esto muchas veces. Y lo
resolvió sobrevalorando de lo humano el segundo aspecto, dejando afuera su
naturaleza. Así, el humano es un ser simbólico, que simboliza sobre todo con el lenguaje,
lo que determina el modo de enfermar, de sanar, de vivir, de prevenir, de
hacerse adicto, de desear lo que lo daña. Y esto nos impide considerarlo como
una estructura meramente natural ¿Y qué ocurre cuando la physis se hace
presente, impone sus reglas, sus leyes, inesperadamente? Ah, allí se hace presente
lo real.
¿Le suena al lector, como algo que nos ha ocurrido? La
pandemia como paradigma de lo real.
Lo real es apabullante, se nos impone, no admite simbolización alguna, está más allá de lo cultural.
La pandemia nos ha hecho replantearnos qué somos.